martes, 19 de julio de 2011

Édgar Allan Poe

Pese a haber nacido en Boston el 19 de enero de 1809, la desdicha convirtió le convirtió en hombre del Sur que él aseguraba ser en las mentiras sobre su persona que enjaretó invariablemente a cuantos tuvieron la inmensa fortuna de escucharle. Hijo de unos actores ambulantes quedó huérfano con tan sólo dos años. Si bien hay biógrafos que aseguran que su padre no murió, sino que le abandonó para darse a la bebida cuando obitó la madre del futuro escritor -una frágil inglesa que lo alumbró en plena gira-, lo cierto es que el pequeño Edgar Allan fue criado por su tío John Allan, comerciante de tabaco en Virginia. Que tomara su segundo nombre de este pariente y junto a él adquiriera ese aire del Sur aludido anteriormente, no significa en modo alguno que encontrara la felicidad en su nueva casa. Muy por el contrario, la tortuosa relación con su padrastro también contribuyó decisivamente a los desequilibrios psíquicos que agobiaron al gran Edgar Allan Poe hasta su muerte.


Expulsado de la universidad de Virginia (1827) por sus costumbres disolutas, el escritor demostró ser un aventajado discípulo de Byron con la publicación de sus primeros versos: 'Tamerlán y otros poemas' (1827). Mientras sigue cultivando la lírica -para algunos de sus biógrafos es ante todo un poeta- en busca de una belleza etérea en títulos como 'Al Aaaraaf' (1829), ingresa en la academia militar de West Point, de la que será expulsado en 1830 por cuestiones muy parecidas a las que le obligaron a dejar la universidad. Apenas pierde el ejército el que a buen seguro habría de ser un mal oficial, en la pluma de Poe se da a conocer un gran periodista y un cuentista sin igual. Su primera pieza, 'Metzengerstein', aparece en 1832, a la que seguirá 'Manuscrito hallado en una botella' (1833). Siempre mal pagado, en 1835 acabará dirigiendo el Southern Literary Messenger de Richmond, que convertirá en el publicación literaria más importante de todo el Sur estadounidense. También en 1835 da a la estampa 'Berenice'. Ya en 1836, se casa con su prima, Maria Clemm, quien aún no ha cumplido los catorce años.

Pese a que su actividad como periodista y cuentista le llevó a conocer la gloria en vida, el maestro siempre estuvo al borde del abismo. Sus constantes depresiones le arrastraron al alcohol y al opio. A la larga, ambas sustancias no hacían sino agravar su melancolía. Sin embargo, si hay algo que caracteriza sus críticas literarias, sus narraciones y sus poemas, eso es la lucidez. De lo que se sigue que Edgar Allan Poe padeció tanto como todos aquellos que gozan de momentos de lucidez alternados con el delirio. Murió el 7 de octubre de 1849, dos días después de ser hallado sin sentido en una calle de Baltimore. Meses antes, el recuerdo de su mujer, fallecida en el 47 de tuberculosis, le inspiró 'Annabel Lee', su último gran poema.

Fuente: http://www.elmundo.es/elmundolibro/2001/12/09/anticuario/1007559231.html

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